Me hicieron un pedido diferente a los que acostumbro recibir: tejer un animalillo basado en una mascota. Me da miedo no hacerlo bien, porque los animales vivos, precisamente por estar vivos, tienen características que muy es muy difícil de capturar en un modelo a escala. Cuando tejí el modelo a escala de Misky, una gata que tuvimos durante 16 años, me basé en mis recuerdos y en la idea de hacer una versión de ella, no precisamente una copia. Creo que logré capturar algo de su esencia, pero con ella conviví muchos años, por eso tenía miedo de hacer una mascota a la que no conociera.
De todas maneras, acepté el pedido como un reto: primero elegí el estambre, un tono de café muy claro y negro. El detalle es que el estambre café es de un grosor diferente al negro, así que tuve que hacer algunos ajustes en la cantidad de puntos, según el color del estambre.
Decidí hacer el cuerpo y la cabeza en una sola pieza, para que fuera más sencillo. Le puse ojos de plástico, asegurados por dentro. Aquí la foto:
En una pieza aparte tejí el hocico, también con la combinación de colores:
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