En las pasadas semanas tejí mi proyecto más grande en prendas de vestir: el chal de calaveras. Inicié como dictan las normas: elegí dos tipos de estambres, tejí las muestras y se las mostré a la persona que me lo encargó. Eligió el estambre, compré la cantidad (300 gramos) que pensé que iba a utilizar y me puse a tejer felizmente. Cuando según yo había terminado lo consulté con mi compañera que me lo encargó y todavía debía ser “un poco” más grande. Seguí todavía feliz pero el tejido ya empezaba a pesarme en las piernas y cuando llegué a las 8 calaveras de la parte superior me sentía feliz y abrumada: nunca había tejido tanto para un solo proyecto. Por eso, cuando lo terminé me sentía muy feliz y orgullosa de mí misma, lo que después me llevó a reflexionar sobre el tejido de prendas de vestir para vender:
A todo el tiempo que se invierte (además de los materiales, por supuesto) es muy difícil poner el precio correcto. En la red hay varias maneras para determinar el precio, por ejemplo, la de Gema de Wasel Wasel quien propone en su post una hoja de Excel para calcular el costo. Otro ejemplo es el post de Anxo en su blog de amigurumis.
¿Cómo logran cobrar lo justo en prendas tejidas a mano?