Bruno crochet empezó como un experimento: al buscar un patrón para un chaleco tejido, me topé con los amigurumis, me enamoré de ellos y decidí hacerme uno. Un gato, por supuesto, un amineko. Y fue un compañero del trabajo el primero que me pidió tejer un gato, como regalo para su novia. Luego otro compañero, amigos y conocidos y así fue creciendo poco a poco.
Éste es Kokoro, el primer animalillo tejido con amor: