En días pasados el Instituto de Cultura de Zapopan lanzó una convocatoria para “vestir” las bancas de la plaza principal: ellos contribuían con el estambre (un kilo para cada banca) y los tejedores con su habilidad y tiempo.
Acá las bases de la convocatoria.
Ivonne, compañera de trabajo y amiga, fue quien hizo las llamadas para inscribirnos, recogió el estambre e invitó a la tercera tejedora, Conny.
Ya que teníamos el estambre, lo primero fue decidir el tamaño del gancho: yo sugerí uno grueso, por aquello del tiempo, para aprovechar el estambre y el tiempo y acabar pronto.
Luego de una conversación vía Whatsapp, nos pusimos de acuerdo con el tamaño del gancho y nos lanzamos a tejer: cada una tejería un granny de 80 centímetros por lado, pues la banca mide 240 centímetros de largo.
Empecé con mi granny y lo medí un par de veces:
No me pregunten dónde dejé la cinta métrica, que tuve que usar el flexómetro de mi marido.
Desde el principio del proyecto supe que quería que nuestra banca tuviera patas porque había visto varias intervenciones de yarnbombing con patas en mobiliario: buzones de correo, paradas de autobús, bancas. Así que durante la espera interminable de mi cita mensual con el médico del seguro social, empecé a tejer la primera pata.
Tejí tres piezas redondas que serían los dedos, luego los uní:
Y finalmente tejí alrededor para darle volumen:
Todavía hacen falta las uñas para que sean las garras que me imaginé.
¿Qué están tejiendo esta semana? Recuerden visitar el blog de Tami, Oombawka, el blog de Nicole
el blog de Susan
y Yarn Along para ver más proyectos de tejido en proceso.