Seguí con mi experimento para tejer un cojín. Finalmente me decidí a usar el mismo estambre con el que hago los animalillos, pero con dos hebras en lugar de una y el gancho más grueso que tengo.
Mientras iba tejiendo pensaba que tal vez necesitaba un viaje a la tienda de estambres para escoger otro que quedara mejor con el gancho y la idea que tenía en mente. Sin embargo, cuando el tejido iba tomando forma y cada vez parecía más un cojín, me gustaba más y más.
Para el relleno me di cuenta de que no podía usar el mismo tiempo que uso normalmente con los animalillos, porque se iba a salir por los hoyitos o peor, se iba a desfigurar el cojín. Así que me puse a pensar en cómo resolverlo y me decidí por comprar guata, una especie de tela de la misma textura que el relleno. Medí el cojín,, corté dos pedazos, los cosí y los rellené. Antes de terminar con el tejido, lo metí y luego ya cerré. Me gustó el resultado, quedó gordito y abrazable.
El siguiente paso era la cara: uno de mis temas pendientes porque nunca sé exactamente qué expresión podría tener. Tejí los ojos más grandes que he hecho y los cosí. La boca y la nariz las hice directamente sobre la cara. Listo, la expresión me había gustado, pero todavía me faltaban las orejas. Usé también dos hebras del estambre y las tejí con la misma cantidad de puntos que para los animalillos.
Acá una sola foto del resultado, quiero tomar más pero todavía no se me ocurre en dónde.
¿Qué tejieron esta semana? Recuerden visitar el blog de Tami para ver más proyectos terminados.