Después de abrir la página en Facebook para Bruno crochet, el siguiente paso fue la cuenta en Twitter. Y ahí se me presentaron varias cuestiones: ¿sería sólo para relacionados con el tejido o también para cosas más personales? ¿Usaría mi nombre y mi perfil o sólo la parte de mí que teje? Como me di cuenta de que la naturaleza tan inmediata de los mensajes no me permitía hacer esa división, además de que se perdería la interacción con todo tipo de personas, decidí que la cuenta sería para mí, para todas mis facetas. Luego vino la censura, la autoimpuesta más que ninguna: a pesar de que lo sentía como un foro más anónimo que el FB, a veces me contengo de escribir cosas, sobretodo quejas, porque no quiero lastimar a nadie.
Activé la cuenta alrededor de 24 días antes de que iniciara la Feria del Libro de Guadalajara, para poder dedicarle un día entero a cada uno de los gatos lectores. Fue una experiencia iniciática muy divertida y enriquecedora, porque no tenía que torturarme decidiendo qué escribir, simplemente me ceñía al tema del libro favorito del gato en turno, a su autor, a su obra, a las películas sobre él… y de paso a interactuar con otros fans del autor, a aprovechar fechas como el #juevesdelibros y poner fotos.
Ya que empezó la Feria, conocí la interacción en tiempo real: movidísima, intensa y divertida, sobre todo muy divertida. Desde los que ya estaban en la expo y describían todo, los que nos quejábamos de no poder pasar 12 horas diarias ahí, hasta los pubertos que no tenían ni idea de a dónde ni por qué los llevaban.
Cuando pasó la Feria, conocí el movimiento diario del TW, fue añadiendo personas a las que seguir, los TT y los #. Claro que también me agobia la etiqueta que no conozco: ¿si alguien me sigue debo seguirlo? ¿si me deja de seguir también debo hacerlo? ¿debo contestar todos los mensajes que me menciones? ¿cómo le hago para no poner 10 mensajes seguidos sobre el mismo tema? Y además me di cuenta de que me era muy fácil caer en la simple “publicidad” de los animalillos, sin tener chance de conocer a más tejedores o lectores o nadie.
Ahora es más difícil poder seguir en tiempo real todo lo que sucede (como traté de hacerlo en los Oscar) porque lo tengo restringido la mayor parte del día, pero de todas maneras, trato de mantener y cultivar por lo menos dos o tres “conversaciones” al día, para seguir conociendo.